miércoles, 13 de abril de 2011

Leyenda del origen del Río Coco

El espiritu de Niki Niki llora por la perdida de su patria...

En esta ocasion les voy a contar una historia que pasó hace mucho tiempo en nuestra Nicaragua y la cual es muy importante ya que trata de nuestros antepasados indigenas.

Hace mucho tiempo atrás vivia en Cita Awala, cerca de Cabo Viejo un jefe miskito llamado Niki Niki, quien poseía un Reyno al cual quería. 
Era el Reyno de Nuestro Padre, WAN AISA, un Dios sin culto, ni lugar de adoración, era un pueblo extraordinariamente religioso, contaba con gran cantidad de Dioses. Era un pueblo politeísta, y a los Dioses el pueblo les temía por lo cual sus rituales eran muy respetados, causa de no hacerlo confrontarían sus iras.
Un día de tantos un chavalito llamado Lakia Tara salió de cacería al bosque...nunca más regresó donde su padre.
El padre entristecido, después de esperarlo por dos días decidió salir a buscarlo, caminando hacia la parte que hoy es Río Coco Arriba, llegando hasta lo que hoy es Leymus por donde pasó a lo que un día era un solo territorio miskito y que luego en litigio hace un siglo y más, ahora perteneciente a lo que llaman Mosquitia de Honduras.
Como el hijo le apetecía comer semilla de pino, el anciano indio en la desafortunada búsqueda regó por donde pasaba muchas semillas de pino, con la esperanza que su hijo saliera a su encuentro. 
 Ese Nikiniki vivía feliz con su hijo, en la parte alta de Wanki, territorio miskito.
Un día su hijo desapareció, entonces Nikiniki salió a buscarlo por los alrededores.
En la mano llevaba frutas de pino, porque a su hijo le gustaba comerlas.
Después de buscar por los alrededores y no encontrarlo, se puso a pensar y se dijo que sería bueno ir a buscar hacia abajo.
De esta manera, salió Nikiniki rumbo hacia el mar.
Entonces, los habitantes de esta zona escucharon desde lejos los bramidos de Nikiniki: eran como truenos.
Nikiniki, buscando a su hijo, se detenía en cada comunidad y, cuando reanudaba su camino, hacía temblar la tierra.
A su paso dejaba un surco profundo y serpenteado, que llenaba con sus lagrimas de tristeza.
Después de mucho tiempo, llegó a una comunidad. Allí buscó a su hijo y no le encontró.
Esparció entonces las semillas de pino, pensando que su hijo llegaría al sentir el aroma (desde entonces esa comunidad se llama Awasbila, que quiere decir: abundancia de pinos).
Luego fue esparciendo las semillas hasta el mar, pero tampoco lo encontró.
Regresó entonces por el mismo cauce que con su paso había formado.
Esta vez, esparció las semillas de pino hacia el sur, hasta llegar a Leimus; allí se le terminaron las semillas.
Al no encontrar a su hijo, Nikiniki murió de tristeza, en Leimus.
De las semillas que había. esparcido, crecieron hermosos pinos de bello verdor, desde Awasbila hasta el mar, y desde el mar hasta Leimus.
Del profundo surco, que Nikiniki había hecho en su andar, surgió un río enorme de aguas cristalinas; este es el río Coco.

Por esta razón, los pobladores del Wanki, son los dueños del Río que formó Nikiniki y de los pinos que sembró. Por el río y los pinos de Nikiniki, por ahi viajan los pobladores del Wanki. Cuando atardece, al soplar el viento, los habitantes de estas comunidades se acuestan en el piso de los corredores y escuchan el susurro de los pinos como una bonita melodia. Mientras hacen esto, los abuelos comienzan a contar a sus nietos la bonita historia de Nikiniki.
 

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